Nadie está libre de usar contraseñas poco robustas (ni los hackers). La
idea de tener una palabra compleja, recordable y diferente para cada
lugar en que necesitas ingresar una contraseña es algo bastante
obsoleto. El modelo es frágil y por algo las grandes empresas están
trabajando en desarrollar formas de reemplazar las
contraseñas como
método de autentificación.
Una nueva prueba de que nadie está libre de este problema intrínseco de
las
contraseñas es el estadounidense Jeremy Hammond, miembro de
LulzSec acusado de entrar a los servidores de la firma de seguridad Stratfor y de entregar informes internos a
WikiLeaks. El
hacktivista fue arrestado en 2012
por el FBI tras encabezar la lista de los...
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