Según estadísticas, alrededor del 75% de las personas con acceso a Internet se han buscado a sí mismas en Google. Me parece un hecho trivial, de amor propio con algunos toques de ego, pero ego del bueno: quererse, nada de idolatrarse. También puede ser curiosidad. Pero resulta que el gigante de la venta de personas en Internet tiene muchos datos más sobre nosotras que los que efectivamente sabemos que tiene.

Sabemos que tiene datos nuestros porque se los dimos cuando creamos nuestra cuenta de Gmail, porque usamos Android, porque usamos Docs, porque usamos cualquiera de sus productos, porque sabemos que Google recolecta nuestra información cuando lo usamos para navegar, porque usamos Chrome o simplemente porque aceptamos que Google es una suerte de Diosa todopoderosa que nos otea.

El asunto es que Google es una empresa, una que se dedica a hacer espionaje global con el visto bueno (por acción u omisión) de las personas, pero además de eso tiene un... Continuar leyendo