El miércoles pasado, en la
apertura de las operaciones en la Bolsa de Tokio, se registró un histórico
"fat finger error"
cuando un
trader pulsó la tecla incorrecta de su computadora para
negociar y generó órdenes bursátiles superiores al tamaño de la
economía de Suecia o de la Argentina al hacer transacciones por valor
de u$s 622.000 millones.
Las órdenes, que llegaron a ser anuladas, afectaron a 42 empresas
japonesas, entre las cuales figuran Toyota, Honda, Canon, Sony y Nomura
Holdings, e involucraron un movimiento de más de u$s 600.000 millones.
De acuerdo con el comunicado de la Securities Dealers Association de
Japón, la mayor operación tuvo a Toyota como objetivo y afectó a 1.960
millones de acciones de la compañía (57% de su capital flotante), en
una transacción valuada en u$s 110.000 millones. Operadores consultados
por Bloomberg reconocieron que nunca oyeron órdenes de este tamaño que
hayan sido canceladas. Sin embargo, debido a que el error era una
cancelación en lugar de una venta o una compra, los efectos se espera
que sean limitados. Según fuentes niponas la firma cuyo operador
cometió el error no sufrirá
pérdidas, ya que logró corregir la orden.
Pero lamentablemente otros traders distraídos o agotados por el frenesí
del mercado no tuvieron tanta suerte.
Lo preocupante es que los denominados
"fat finger error" no son
tan poco comunes en los mercados globales. El más reciente, pero de
menor monto, tuvo lugar en la Bolsa de Londres el 12 de septiembre
pasado, cuando una transacción agregó u$s 6.500 millones al valor de
mercado de BP, que subió repentinamente un 4,8%. Un mes atrás, un error
técnico en el CME Group desembocó en una suspensión de negociación de
cuatro horas en el mayor mercado de futuros del mundo, evitando la
compra y venta de contratos que tenían como subyacente a los
principales índices bursátiles, bonos del Tesoro, el petróleo y el oro.
En mayo, un error de negociación de Barclays causó cambios en
fracciones de segundo en varias acciones de Estados Unidos, incluyendo
AOL y Caterpillar. En enero pasado, también en la City londinense, se
cree que un operador perdió hasta u$s 650.000 en 30 segundos mediante
la compra accidental de acciones de HSBC. La operación llevó a la
entidad a subir más de un 10% y a ser suspendida.
En 2012, el creador de mercado norteamericano Knight Capital Group casi
fue a la quiebra después de perder más de u$s 450 millones, en menos
de una hora, cuando sus computadoras llevaron a cabo órdenes erróneas
que no pudieron deshacerse. El error le llevó a Knight Capital a que en
los dos siguientes días las acciones de la compañía se desplomaran un
75%. Este incidente supuso la revisión de los procedimientos utilizados
por los operadores para evitar esta clase de fallas. La empresa fue
vendida más tarde. En tal sentido debe recordarse el error que produjo
la mayor caída de Wall Street de la historia, el
"flash crash"
de 2010 en Nueva York, que según dijeron en ese momento fue por culpa
de una orden de venta errónea de acciones de Procter & Gamble. La
investigación sobre este colapso bursátil valuado en un trillón de
dólares concluyó que una operación grande, pero hecha con intención,
desató una ola de ventas en un mercado ya sensible.
En 2009, el banco suizo UBS ordenó tres trillones de yenes en bonos del
gigante de los videojuegos Capcom, cuando sólo tenía intención de
comprar 30 millones. Cuatro años antes, también un
trader japonés trató
de vender una acción de una empresa del área de recursos humanos
J:COM, al precio de 610.000 yenes. Sin embargo, se deshizo
accidentalmente de 610.000 títulos al precio de un yen cada uno, a
pesar de que esta cifra era 41 veces el número de acciones disponibles
de dicha compañía. En ese momento, la Bolsa de Tokio procesó la orden y
el resultado fue que Mizuho Securities, firma para la que trabajaba el
operador, perdió 27.000 millones de yenes. El jefe de la Bolsa
renunció poco después.
Fuente:
Ambito