A ver, no hay dudas: tomar y manejar son incompatibles. Sobre todo porque podemos dañar a otras personas y/o a nosotras mismas. Por lo que lo mejor cuando salgamos al volante es NO tomar, pero no tomar NADA.

Sucede que a veces, nos tomamos un vaso de cerveza o de vino, o de lo que sea que contenga alcohol, y nos sentimos en condiciones de manejar, pues “no estamos ebrias”. Creo yo porque creemos que el alcohol afecta al volante sólo cuando tienen que levantarnos con cuchara. Volviendo al ejemplo, tomamos, creemos que podemos manejar pero igualmente creemos que no vamos a pasar un test de alcoholemia, o nos preocupa saber si estamos realmente en condiciones de manejar según lo que dictamina la legislación vigente.

Si no contamos con alguna forma de medir a ciencia cierta nuestro nivel de alcohol en sangre, podemos utilizar ... Continuar leyendo