A mediados del siglo XX, comienzan a aplicarse distintas teorías políticas vinculadas a hacia dónde enfocamos la producción económica y nuestra relación con otros países. No soy economista, ni pretendo serlo, pero si vemos de una forma simple los conceptos de la época, podríamos decir que el planteo se podía dividir respecto de qué rol tendría nuestro país -y en consecuencia qué margen de soberanía- respecto de otros. Estos planteos se generaban porque la región estaba experimentando una suerte de estancamiento económico.

Muchos planteaban que nuestro país debía semejarse a los países desarrollados (los que tienen la sartén por el mango), pues eran los modelos a seguir, la muestra de que ciertas prácticas en lo económico, aparejadas de otras en lo social, eran la clave para lograr ser un país “desarrollado”. Habían quienes defendían este planteo y otros que se planteaban la existencia de un centro (los países desarrollados) y una periferia (todos los que no lo fueran).... Continuar leyendo