Nos han engañado vendiéndonos aplicaciones de comunicación que nos incomunican.

En realidad las empresas de software nos venden un modelo comunicativo totalmente fraccional, que nos separa y nos clasifica. Esto pasa ya desde antes, cuando se lanzó Skype como modelo de aplicación comunicativa. Con la única condición de que la emisora y la receptora sean usuarias de Skype. Lo mismo pasa con las aplicaciones de mensajería pero con un aditamento: mientras el problema de Skype y aplicaciones como Jitsi o Ekiga era que usaban un protocolo diferente de Skype; mientras el protocolo para la mensajería instantánea generalmente esta basado en SMS/MMS y podrían haber logrado intercomunicación de unos a otros; priorizaron una conquista gradual del mercado y de hecho impidieron esta intercomunicación. Más allá de que alguna aplicación de este tipo se autoproclame software libre, su política fue de monopolio.

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