No sé si por accidente -aunque siempre dudo de que en Internet estas
cosas pasen de manera azarosa- pero la combinación del abaratamiento del
hardware necesario para todo el proceso de producción y distribución
musical por un lado ha generado que hoy quien compre un disco lo haga de
una forma mucho más deliberada que en otros momentos. Antes, te
comprabas un disco para escucharlo, hoy te lo comprás para tenerlo, esa
es una característica importante del disco-objeto (y del libro-objeto y
muchos otros objetos culturales/artísticos).
El asunto es que comprás uno de estos objetos para tenerlo en muchos
sentidos: porque te gusta el arte de tapa, porque te identificás con esa
cosa, porque querés apoyar a la artista, o lo que fuere. Pero antes, la
escuchás en todos los tubos que tengas a mano: Goear, Grooveshark,
YouTube, en su web, en Facebook, en cuanto espacio de estos halla.
Pero sucede que en muchas ocasiones sólo querés una canción, o no te
interesa el disco sino... Continuar leyendo