Fueron
37 minutos los que se necesitaron para salvar a toda la humanidad.
Stanislav Petrov tuvo que tomar la decisión más difícil de su vida. Un
satélite ruso
acababa de detectar el lanzamiento de un misil americano, así que su
deber era informar de ese hecho. Pero si informaba de ese hecho, se
desencadenaría una guerra nuclear de proporciones inmensas. Tal vez otra
persona
se hubiera limitado a cumplir ciegamente las órdenes, o se hubiera
dejado influir por su propia ideología
o por la paranoia. Pero en aquellos cruciales minutos, el destino de la
humanidad estuvo en sus manos. En las manos de un sólo hombre
Stanislav Petrov, un... Continuar leyendo