¡Cuánto cuesta decir que no! El
artículo de hoy tiene como finalidad darte algunas pautas o consejos
para que aprendas a decir que no sin necesidad de sentirte culpable con
la decisión que has tomado. Mi intención también es que te des cuenta de
que decir que no es en ocasiones tan necesario como decir que
sí a alguien. Porque, aunque a mucha gente le cueste reconocerlo, los
beneficios de decir que no son muchos, ya que te permiten ganar en
respeto, seguridad así como reforzar tu autoconfianza. Así que no te
entretengo más y paso a darte algunas claves para decir que no sin
sentirte culpable. ¡Comenzamos!
Imagen extraída de Shutterstock
¿Qué induce a la gente a decir que sí? ¿Por qué es ta difícil decir que no?
- Halago. La gente que quiere que les des un sí intentará
convencerte para que aceptes su petición mediante halagos. Los halagos
no son malos en sí, pero debes saber ver cuándo estos halagos son
interesados y cuándo no.
- Presión. En muchas ocasiones dices que sí porque te sientes
presionado por compañeros de trabajos, amigos o familiares. No es fácil
decir que no ante una intimidación. Por eso es tan importante ser
asertivo y guardar la calma sin precipitarte en la decisión que tomes y,
sobre todo, que esta decisión sea una decisión tomada libremente.
- Queja. La queja es un recurso muy utilizado por las
personas para que accedas a decir que sí a sus peticiones. Ten cuidado
cuando, después de una queja, la persona te pide que hagas algo por
ella. Hay que ser consciente de la queja y de su sinceridad y gravedad.
Una buena manera de lidiar con la queja de alguien es ser empático, es
decir, escuchar al otro sin necesidad de darle una respuesta.
- Culpa. Seguramente el sentimiento de culpa es una de las
razones más potentes por las que la gente dice sí cuando quería decir
que no.
¿Por qué a la gente le cuesta tanto decir que no?
Lo cierto es que no existe una única respuesta. Aquí van cuatro posibles razones:
Estas cuatro razones seguramente sean
las cuatro razones más poderosas por las que a la gente le cuesta tanto
decir que no. Pero saber decir que no es necesario para forjar también
tu propia identidad frente a los demás. Para construir esta fuerte
identidad que te permitirá decir que no en determinadas situaciones,
aquí tienes algunas pautas que te serán de utilidad y que puedes llevar a
la práctica en el momento en que debas tomar una decisión:
Infografia realizada con easel.ly
1. Sé asertivo. La
asertividad consiste en encontrar el equilibrio enter la agresividad y
la pasividad. Siendo asertivo se consigue ser rotundo cuando se toma una
decisión como la de decir que no a otra persona. Si quieres saber más
sobre cómo ser asertivo aquí te dejo este interesante enlace.
2. Se empático, no simpático.
No hay que confundir la empatía con la simpatía. Mientras que la
empatía se centra en escuchar al otro, la simpatía tiende a responder al
otro. Y con frecuencia esa respuesta tiende a ser que sí porque al
querer ser simpáticos lo que se tiende es que obtener la aprobación del
otro. Si quieres saber más sobre cómo diferenciar entre empatía y
simpatía, te recomiendo la lectura del artículo Cómo enseñar la diferencia entre empatía y simpatía.
3. Acepta que no puedes con todo.
Si no eres capaz de decir que no, puede que llegue un punto en que
acabes viviendo la vida que han elegido los demás en lugar de la tuya.
Lo que sucede es que decir que sí a todo provoca que tu vida pase a un
segundo plano, es decir, dediques buena parte de tu tiempo a satisfacer
los deseos y las necesidades de los demás poniéndote a ti en segundo
lugar. De lo que se trata es de establecer prioridades y ser consciente
de que la ayuda que quieras dar sea una decisión propia y tomada
libremente. Se puede ser solidario y cooperador sin necesidad necesidad
de decir que sí a todo el mundo.
4. Sé rotundo sin ser agresivo.
Tan importante es decir que no como la manera en que dices que no. De
lo que se trata es de decir que no de una forma clara, calmada y nada
agresiva. Hay que decir no una vez y solamente no.
5. Evita usar la expresión “es que” después de un no.
Es importante que seas breves a la hora de responder que no a una
petición. Para decir que no basta con un simple no. Me explico. En
ocasiones, al sentirte culpable por decir que no, después de decir no a
una petición introduces la expresión “es qué”. Por ejemplo: No, es que no tengo tiempo.
Cuando introduces la expresión “es que” lo único que haces es mostrar
inseguridad y tu no pierde toda la fuerza que que tenía al principio.
6. Entrena el no. Si
sabes de antemano que te cuesta decir que no, entonces es necesario que
practiques por tu cuenta y te entrenes para decir no a las personas.
Basta con que te pongas frente a un espejo y repitas frases como: Lo siento, no lo haré.
De lo que se trata es de que visualices posibles situaciones en las que
sabes que la gente te preguntará algo que sabes que la respuesta debe
ser no.
7. No tengas miedo. Una
decisión nunca debería tener ningún tipo de coacción. Pero bien sabes
que la coacción, directa o indirecta, está presente en muchas de las
peticiones que te hacen. La gente acostumbra decir que sí porque tiene
miedo a perder su trabajo, a perder amigos, a perder el favoritismo de
un padre o una madre frente a sus hermanos… Decir que sí por miedo es ir
perdiendo paulatinamente tu autoconfianza y tu autoestima. Saber decir
que no es, de alguna forma, aprender a renunciar a algo y esa renuncia
siempre irá acompañada de incertidumbre, una incertidumbre que debes
evitar que se transforme en miedo.
8. Mantén un lenguaje corporal firme.
No sólo hay que saber decir que no de palabra. También es importante
saber decir que no con tu lenguaje corporal. ¿Cómo hacerlo? Aquí van
algunas pautas:
- Mira a los ojos de la persona a la que le dices que no.
- Mantén los brazos y las manos firmes.
- No juegues con pendientes, collares, relojes, pulseras…
- No cruces tus brazos sobre el pecho.
9. Discúlpate sólo lo necesario.
No es malo disculparte tras decir que no, pero esta disculpa debe estar
proporciona a la negativa que ababas de dar. Se puede dar una disculpa
sin dejar de ser asertivo. De lo que se trata es de que la disculpa no
sea desmesurada porque esto lo que hace es debilitar el no que has dado.
Aquí van algunos ejemplos de disculpas moderadas.
- Lamentablemente la respuesta es no.
- Siento tener que decir que no a tu propuesta.
10. Procura que el no sea un no cerrado, sin opciones.
Me explico. Si ya es difícil decir que no una vez a alguien, imagínate
tener que decirlo varias veces. Esto sucede cuando el no que das es un
no abierto, es decir, un no que deja una puerta abierta a un posible sí
más adelante. Pueden darse casos en que un no abierto sea necesario y
quiero dejar claro no es algo que vea como negativo. Lo que quiero darte
a entender es que cuando la decisión de tu no es firme, debe ser una
opción cerrada para ti y para quien recibe tu no. Aquí te dejo algunas
respuestas que dejan un no abierto.
- Creo que no.
- Me parece que no.
- Seguramente no.
- De momento no.
- No, pero…
Saber decir que no. A modo de conclusión.
Saber decir que no sin que te sientas
culpable es una forma inmejorable de reafirmar tu propio yo y tu
autoestima. Diciendo que no al otro estás demostrando que tienes
personalidad y criterio. Y todo ello sin sentirte culpable por la
decisión que has tomado. Acabaré con una cita que me ha gustado mucho a
cerca de la importancia no sólo de decir que no, sino también de saber
decir que sí. Es una cita de Adam Grant que reza así:
Decir que no te libera para poder decir que sí cuando más importa.
Escrito por Santiago