En la Cumbre de la OTAN en Gales la semana pasada, el General Philip
Breedlove, comandante superior de la alianza militar, realizó una
declaración audaz:
"Rusia está llevando a cabo el mayor ataque informático de la historia".
Rusia no sólo trata con la desinformación, falsificaciones, mentiras,
fugas y cibersabotaje generalmente asociados con la
guerra de la
información; reinventa la realidad, creando alucinaciones masivas que
luego se traducen en acción política. Tome por ejemplo
Novorossiya (Novorrusia o Rusia Nueva), el nombre que Vladimir Putin ha dado a la enorme sector del sudeste de Ucrania que consideran anexar.
El término fue tomado de la historia zarista, cuando representaba un espacio geográfico distinto pero
nadie que viva hoy en esa parte del mundo ha pensado está viviendo en Novorossiya pero, sin embargo
los medios rusos muestran mapas de su "geografía", mientras que los políticos respaldados por el Kremlin están
escribiendo su "historia" en los textos escolares. Hay una bandera y hasta una agencia de noticias (en
inglés y
ruso).
Hay varios feeds de Twitter. Es como algo salido de un cuento de
Borges, excepto las víctimas muy reales de la
guerra, realizadas en su
nombre.
La invención del Novorossiya es una señal de la manipulación de la
información. La Rusia de hoy ha sido formada por tecnólogos políticos.
"Si los regímenes autoritarios anteriores eran tres partes violencia y una parte de la propaganda", afirma Igor Yakovenko, profesor de periodismo en el Instituto de relaciones internacionales de Moscú,
"Ésta
es prácticamente toda propaganda y relativamente poca violencia. Putin
sólo tiene que hacer unos pocos arrestos y entonces amplificar el
mensaje a través de su control total de la televisión".
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