El gobierno estadounidense reconoció ayer por
primera vez en forma pública y con cifras concretas, el masivo alcance
de su controvertido programa de espionaje global. Un informe de la
Agencia Nacional de Inteligencia (NSA), denominado “Transparencia”,
reveló que sus servicios espiaron a 89.138 “objetivos” extranjeros sólo en el año pasado.
El
uso y abuso de este circuito de recolección de datos de inteligencia
internacional se conoció en junio de 2013 gracias a los archivos
confidenciales filtrados a la prensa por Edward Snowden, ex analista de
Inteligencia de la NSA y la CIA. El ex topo es perseguido por la
Justicia estadounidense y se encuentra actualmente asilado en Rusia.
Más
allá del sorprendente número de personas, instituciones y países
espiados que admite el informe, su contenido es bastante básico y
superficial, evitando en todo momento dar detalles comprometedores. Por
ejemplo habla de “objetivo”, pero sin precisar si se refiere a
individuos, organizaciones, grupo de múltiples personas o incluso a un
gobierno extranjero.
La agencia de inteligencia explicó que
publicó el informe en virtud de una directiva del presidente Barack
Obama, emitida en junio de 2013. En esa orden el mandatario le pedía a
la agencia “ desclasificar y hacer públicos la mayor cantidad de información posible
acerca de ciertos programas sensibles de vigilancia del gobierno
estadounidense, al tiempo que proteja la información clasificada
sensible y la información de seguridad nacional”.
De acuerdo a la
legislación estadounidense, la NSA no necesita una orden judicial para
interceptar las comunicaciones de extranjeros sospechosos que vivan
afuera de Estados Unidos. A esto se suma que un tribunal secreto creado
tras los atentados del 11 de septiembre del 2001 contra las Torres
Gemelas y el Pentágono, conocido como FISA, dio luz verde a la
recolección diaria de prácticamente todas las llamadas de teléfono
realizadas dentro de Estados Unidos.
La Cámara de Representantes
estadounidense dio en mayo pasado un primer paso para limitar estos
poderes de la polémica agencia de inteligencia, considerados abusivos
por parte de las principales entidades de derechos civiles. Lo hizo al
aprobar la finalización del almacenamiento masivo de datos telefónicos
por parte de la agencia y sus filiales.
En concreto, el proyecto de ley prohíbe a la NSA almacenar por su cuenta miles de millones de “metadatos” telefónicos,
incluidos los de la totalidad de las conexiones telefónicas de los
estadounidenses. Ahora deberán ser las compañías telefónicas
estadounidenses las que mantengan esa información durante 18 meses, que
se limitan a números telefónicos, duración de la llamada o localización.
La
NSA tendrá acceso a esos datos solo mediante una autorización judicial
en la que provea detalles de la razón específica por la que se desean
rastrear comunicaciones y para investigar planes terroristas orquestados
desde el extranjero. La medida todavía no entró en vigencia porque aún
está pendiente de aprobación en el Senado.
El escándalo debido al
espionaje global que lleva adelante la NSA estalló el año pasado cuando
Snowden, quebrado anímicamente por las operaciones de los servicios de
inteligencia, decidió revelar las maniobras entregando documentos
secretos al diario inglés The Guardian y al estadounidense The Washington Post.
Allí
se pudo constatar que la agencia estadounidense interceptaba llamadas
telefónicos y comunicaciones a través de Internet mediante un
sofisticado sistema llamado Prisma. Para poder llevarlo a cabo contaba
con la colaboración de grandes empresas de la Web y de telefonía, entre
ellas Google, Yahoo, Facebook, Apple, Skyp y AT&T.
Pero no
solo espiaba a sospechosos de delitos comunes y terrorismo, sino también
a personalidades políticas de alto nivel como presidentes y jefes de
Estado. Inclusive vigiló a sus propios aliados en Europa, como el
premier británico David Cameron y la jefa de Gobierno alemana Angela
Merkel.
Esto tuvo una fuerte repercusión internacional y llevó a
varios gobiernos a quejarse en organismos de la ONU, indignados por la
intromisión de los topos norteamericanos. La brasileña Dilma Rousseff
fue una de las más enojadas. En octubre pasado canceló un viaje que
tenía previsto a Washington como señal de protesta.
Merkel,
también muy molesta, elevó una protesta formal a la administración
Obama. Y hace dos días su gobierno decidió cancelar el contrato que
tenía con el operador de red estadounidense Venizon, empresa acusada de
pasar datos telefónicos diariamente y de forma continua a la NSA.
La oficina del Director Nacional de Inteligencia, que firmó el informe, dijo que todos los años emitirán uno similar.
Fuente http://www.clarin.com/mundo/EEUU-realizo-misiones-espionaje_0_1165683452.html