James Comey, director del FBI, se presentó ante el Comité Judicial del
Senado para argumentar a favor de un apoyo legal que debilite el cifrado
fuerte porque, según él, obstruye a las
investigaciones penales. El
título de la audiencia fue
Going Dark: Encryption, Technology, and the Balance Between Public Safety and Privacy y usa la caracterización que Comey hace del
cifrado como una manera de ocultar pruebas de actos delictivos.
"Estamos viendo más y más casos donde creemos que la evidencia
significativa reside en un teléfono, tableta o un ordenador portátil y
esa evidencia puede ser la diferencia entre un delincuente condenado o
absuelto", dijo Comey y Sally Quillian Yates, adjunto del Fiscal General de EU, en declaraciones conjuntas.
"Si
no podemos acceder a esta evidencia, tendrá impactos significativos en
nuestra capacidad de identificar, detener y enjuiciar a estos
delincuentes", advirtieron los funcionarios.
Las preocupaciones de Comey y Yates fueron repetidas por Cyrus Vance
Jr., fiscal de distrito del Condado de Nueva York, quien el pasado otoño
se quejó de la encriptación de los dispositivos de Apple y Google:
"Antes
de septiembre de 2014, los investigadores podían acceder a un iPhone
bloqueado con una orden. Hoy en día, a menos que tengamos un código de
acceso, no podemos…los criminales literalmente se están riendo de la
aplicación de la ley", dijo Vance en la audiencia.
Los funcionarios del FBI han estado utilizando el término "
going dark"
desde 2008. Y las preocupaciones acerca de las tecnologías que pueden
inhibir la vigilancia pueden oscurecer esto mucho más. En 1994, la
Communications for Law Enforcement Act
se aprobó para responder a las preocupaciones del FBI de que el cambio
hacia el cable de fibra óptica volvería obsoletas las escuchas
telefónicas.
Sin embargo, expertos jurídicos y técnicos en la reciente audiencia
judicial del Senado, argumentaron en contra de cualquier requisito para
que las empresas proporcionen una manera de evitar el
cifrado. Peter
Swire, profesor de derecho y ética en el Instituto de Tecnología de
Georgia, desafió la premisa del argumento de Comey:
"Es más exacto
decir que estamos en una ‘edad de oro de la vigilancia’ que decir que
para la aplicación de la ley es un momento oscuro".
Concediendo que el
cifrado fuerte en dispositivos puede hacer que
algunos datos sean inaccesibles a los investigadores, Swire destacó que
cualquier pérdida de acceso es más que compensado por la disponibilidad
de los datos de ubicación, conexiones de red sociales y bases de datos
llenas de detalles sobre las vidas digitales de los sospechosos.
Swire y Kenesa Ahmad hablaron de esta problemática en un artículo de
2011 titulado,
"Vivimos en una era donde la mayoría de la gente lleva un dispositivo de seguimiento: un teléfono móvil".
En mayo, decenas de técnicos destacados, organizaciones cívicas y
empresas firmaron una carta abierta al presidente Obama instándolo a
preservar el
cifrado para proteger la seguridad nacional y los intereses
comerciales de Estados Unidos.
"Mientras usted los llama 'front doors' o 'back doors' introduciendo
vulnerabilidades intencionales en productos seguros para uso
gubernamental, esas acciones harán que esos productos sean menos seguros
contra otros atacantes", sostienen los expertos firmantes de la
carta, y agregaron que dicho requisito dañaría el mercado de este tipo de productos en el extranjero.
Unos investigadores en criptografía publicaron un
documento similar donde argumentan que el acceso excepcional a los datos cifrados, por aplicación de la ley, está plagado de problemas:
"Nos
parece que la concesión de la aplicación de la ley de acceso
excepcional plantearía riesgos de seguridad más graves, pondría en
peligro la innovación y plantearía temas espinosos para los Derechos
Humanos y las relaciones internacionales".
Como ejemplos de los riesgos que conlleva comprometer la criptografía, la
Electronic Frontier Foundation ha citado pasados fallos de seguridad como las
escuchas telefónicas de Cisco y el cumplimiento de las
normas legales de Google en China.
En la década de 1990, la comunidad tecnológica y empresarial reaccionó
contra los controles para el cifrado y un esfuerzo del gobierno por
alentar a los fabricantes de teléfonos móviles para utilizar el
Clipper Chip, un
chipset móvil desarrollado por la NSA que proporcionaba a las autoridades una
backdoor.
La comunidad tecnológica prevaleció en esta
Crypto Guerra,
o al menos eso parecía hasta 2013. Los documentos puestos a disposición
por Edward Snowden revelaron que la NSA ha desarrollado una variedad de
herramientas y técnicas para acceder a la información electrónica. Esto
demuestra que el cifrado fuerte no puede compensar las prácticas de
seguridad débiles en otros lugares, y que algunos cifrados no son tan
fuertes como se supone. Más recientemente, el hackeo del
proveedor de software de vigilancia Hacking Team
sirvió para recordar que la NSA no está sola en la práctica de estas
técnicas. La guerra de la aplicación de la ley en contra de la
criptografía) y los códigos de computadora nunca terminó. Pero no es una
guerra que se puede ganar por decreto. Exigir un cifrado comprometido
para proteger a la sociedad, sólo asegurará su vulnerabilidad universal.