Reunidos en el 4º piso de presidencia del Consejo General de Educación
(CGE), el senador provincial Natalio Gerdau, junto a los diputados
Martín Uranga, María Emma Bargagna y Rosario Romero; funcionarios y un
grupo de padres, fueron convocados para pensar en conjunto la
problemática del hostigamiento escolar o
bullying, del mismo modo que
las herramientas para su prevención y tratamiento.
“El desafío es cómo comprometer a las familias para que se involucren en
el tratamiento de esta problemática del acoso
escolar. Hoy es una
preocupación de todas las jurisdicciones de la provincia”, dijo la
presidenta del CGE, Claudia Vallori, al tiempo que trajo a colación el
caso de una alumna de la Escuela Agrotécnica Las Delicias que se pasó a
otra institución de Paraná Campaña y que hace un mes sufrió el ataque de
parte de una nueva compañera que le ocasionó graves lesiones que
ameritaron su traslado al hospital San Martín y la actuación de
autoridades de la cartera educativa.
Junto a Vallori se encontraba la responsable del programa de Mediación y
Convivencia
Escolar, Adriana Wendler, quien recordó a los legisladores
presentes que la provincia cuenta con algunas herramientas para el
abordaje de esta problemática que estalla en las escuelas y afecta a
todos.
En ese sentido mencionó la Ley provincial Nº 9.655 de Prevención de
Violencia
Escolar que data de 2005 y el Observatorio de Violencia en la
escuela pero aún “falta su efectivización en el territorio”, admitió.
Asimismo Wendler destacó también la reciente ley nacional Nº 26.892 de
promoción de la convivencia y el abordaje de la conflictividad social en
las instituciones educativas que ayuda a prevenir estos casos. No
obstante, este tipo de agresiones que suelen darse a espaldas de las
autoridades, implica mayor atención y alerta de parte de los maestros y
de los padres “porque la escuela sola no puede actuar ante estas
situaciones”, dijo Wendler.
Proyecto. De la reunión participó el senador Natalio Gerdau
(Gualeguaychú) quien presentó un proyecto de ley “de atención integral
para la erradicación de la violencia y la discriminación en el ámbito
escolar”. En diálogo con EL DIARIO, el legislador hizo referencia a la
ley provincial –autoría de Raúl Solanas en 2005– de prevención de
violencia escolar pero insistió en que “quedó desactualizada con
respecto al bullying que no está contemplado en esa norma. Tratamos de
que el acoso como forma de violencia sea abordado en una ley específica y
no en general. La idea principal es crear un observatorio provincial
sobre
bullying para controlar e investigar estos casos y que los padres
puedan denunciar o prevenir ante diferentes situaciones de
hostigamiento”.
El texto del proyecto alude al carácter preventivo porque tanto
victimarios como víctimas de estas situaciones son niños, adolescentes o
jóvenes. “Y los chicos no son los culpables”, agregó el senador.
Precisamente la presentación del proyecto fue a raíz de que en la
escuela de su hija de 11 años unas chicas por medio de la red social
Facebook empezaron a humillar a otra del mismo curso, según contó.
“Muchas veces hay directivos que no saben cómo actuar o esconden el
problema y lo mismo ocurre con los padres y eso termina con
consecuencias graves”, alertó.
Acuerdos. Durante la reunión se defendió la norma que busca prevenir la
violencia, que incluye al bullying y se valoró la puesta en marcha de
los acuerdos de convivencia de tipo participativos, “que implican el
cuidado de uno, de las relaciones con los otros y de lo que es de
todos”, subrayó Wendler.
En su artículo 6º, la ley nacional de convivencia escolar, sancionada en
septiembre de este año queda claro que el espíritu de la norma no pone
el acento en la sanción sino en la reeducación y prevención: “El
Ministerio de Educación de la Nación, con el acuerdo del Consejo Federal
de Educación, debe regular las sanciones a ser aplicadas a los
educandos en caso de transgresión considerando las siguientes pautas:
a) Deben tener un carácter educativo, enmarcándose en un proceso que
posibilite al educando hacerse responsable progresivamente de sus actos,
según las características de los diferentes niveles y modalidades.
b) Deben ser graduales y sostener una proporcionalidad en relación con la transgresión cometida.
c) Deben aplicarse contemplando el contexto de las transgresiones en las
circunstancias en que acontecen, según los diferentes actores, los
antecedentes previos y otros factores que inciden en las mismas,
manteniendo la igualdad ante las normas.
d) Deben definirse garantizando el derecho del estudiante a ser escuchado y a formular su descargo”.
Una práctica colectiva
El bullying u hostigamiento escolar es concebido “como una forma de
violencia que ocurre entre compañeros o compañeras” y se expresa de
diferentes maneras que van desde en “pegar, humillar, insultar, divulgar
rumores, excluir a alguien, ponerle apodos o dañar sus pertenencias”.
En
suma, se trata de una agresión deliberada y repetitiva que puede
suceder a través del celular, en persona, por escrito, en la escuela, en
el barrio, en algún transporte, en la casa e incluso a través de las
redes sociales en internet, a la que se busca ponerle freno para evitar
consecuencias nefastas. Pero sobre todas las cosas, es una práctica
social –no es individual porque haya uno que la ejecute–, que es
naturalizada o legitimada grupalmente.