Salgo del trabajo y me paso por la pescadería del barrio. Le pido un
par de filetes de atún fresco a la pescadera ya que tiene muy buena
pinta. Después paso por la frutería donde selecciono un poco de perejil,
unos limones y unas patatas.
Al llegar a casa me pongo a limpiar el pescado y a cocinarlo.
No cocino por colores, no importa demasiado el aspecto final en un
principio y sí saber los motivos por los que he seleccionado esos
alimentos.
El atún tiene hierro y el hierro es un mineral fundamental para la
formación de hemoglobina,proteína que transporta el oxígeno desde los
pulmones a todas las células. La combinación con el limón hace que mayor
cantidad de hierro del atún ingerido sea absorbida.
Pienso mientras cocino que la programación no es tan distinta. El
proceso de selección y la forma de cocinarlo son muy similares a lo que
hago en el trabajo todos los días. Un buen programa no es el que
simplemente funciona y puede ejecutarse al igual que un buen plato no es
bueno por ser simplemente comestible ya que tanto programa como plato
cocinado han de cumplir con una finalidad para la que han sido pensados y
además hacerlo muy bien.
Para cocinar bien es fundamental conocer las propiedades de los
alimentos. La mezcla de los ingredientes adecuados ofrecerá un resultado
saludable mientras que una mala mezcla podría ser incluso letal a
corto, medio o largo plazo.
Mi pareja llega y tras la cena busca en internet un programa de TV
donde el chef británico Jamie Oliver sale realizando un experimento en
clase con unas niñas estadounidenses.
Jaime les enseña varias frutas y verduras y les pregunta por el
nombre. Ninguna chavala es capaz identificar los tomates cuando se los
enseña y así con una sucesión de frutas y verduras que va pasándoles de
mesa en mesa. Finalmente Oliver les enseña un bote de kétchup sin
etiqueta y todas las chavalas dicen casi al unisono: Eso es kétchup.
Con la informática y las algunas veces mal llamadas “nuevas tecnologías” está ocurriendo algo similar.
He escuchado a padres, madres, profesores y profesoras durante años
hablar muy bien de las chavalas soltando frases como: “Mírala que lista
es, cómo controla con el ordenador y como se las sabe todas con el
celular”.
En general en la sociedad actual no está demasiado mal visto que
alguien con más de 30 años no sepa usar un ordenador ya que existe un
antes y un después generacional. Tenemos por tanto por un lado a “la
generación sin” que son los padres y han nacido a nivel general sin
ordenadores a su alrededor, sin telefonía celular, sin internet, … y
tenemos a “la generación red”.
Cuando se escucha hablar a parte de la “generación sin” sobre lo
lista que es la “generación red” con los ordenadores una solamente puede
taparse la cara con la mano y llorar. No es así ya que realmente la
“generación red” NO sabe usar ordenadores ni sabe a nivel general cómo
funcionan.
Las
niñas saben pulsar con el dedo sobre iconos en “sus teléfonos
vitrocerámica” ultra modernos de 500 euros. Teléfono que sus madres de
la “generación sin” han comprado dejándose el lomo trabajando para que a
la “generación red” la podamos también llamar “la generación con” (con
mucha tontería).
Si el ordenador de casa va lento “la generación red” pide uno más nuevo y
“la generación sin” muchas veces por ignorancia se lo da.
Saben manejarse en Twitter, subir fotos frente al espejo en el cuarto de
baño a facebook, sus contraseñas son “1234”, se dedican a pulsar “OK”
sobre cuadros de diálogo sin leer lo que dicen, apagan los ordenadores
dejando pulsado el botón de encendido o tiran del cable, instalan todas
las aplicaciones posibles del google play en sus teléfonos y los llenan
de virus, …
Eso amigas no es saber informática.
¿Cómo demonios hemos llegado a este punto?. Son la “generación red”.
Han nacido con las maquinas a su alrededor y con conexión a internet
muchas veces pero la mayoría no saben usarlas o lo poco que saben son
cosas como darle con el dedo a abrir facebook y subir fotos de un jodido
café del Starbucks a instagram para después seleccionar un filtro que
mole.
La “generación red” es victima al igual que la “generación sin”.
Hemos hablado de cocina al principio. Cuando la gente se acostumbra a
comprar la comida pre-cocinada en vez de cocinarla se idiotiza
rápidamente y lo mismo si lo no saben lo que comen.
Cuando la generación red nace utilizando software privativo que no
puede modificar, con el que no puede aprender y software que no puede
compartir se le está insultando y se le está llamando “simple usuaria” y
“simple consumidora” a la cara. Las madres piensan que saben mucho sus
hijas y que son las más listas de la clase pero tienen en casa en la
mayoría de los casos a simples consumidoras idiotizadas.
La generación red sabe lo que es el kétchup pero no cómo es un tomate
La generación red sabe lo que es el kétchup pero no cómo es un tomate
y
van a comprar una nueva antena inalambrica a la tienda en vez de
fabricarse una. La “generación sin” es victima de su ignorancia y pese a
que han propiciado la creación de la “generación con” es algo que se
entiende. Han tenido que trabajar muy duro para sobrevivir y darles una
educación a sus hijas y no han tenido mucho tiempo de adaptarse a las
nuevas tecnologías. Les podemos tirar de las orejas pero no demasiado ya
que no dejan de ser victimas.
El desconocimiento de una generación nutre a la nueva pero esta que
se supone que nace con todo a su alcance no puede fácilmente destriparlo
ni conocer cómo funcionan los programas. Les podemos tirar de las
orejas por hacer fotos frente al espejo o perder mucho tiempo
actualizando sus estados en facebook pero eso no soluciona el problema.
Todo esto nos lleva a ser radicales, es decir, a ir a la raíz del problema.
Por un lado se ha de reformar el sistema educativo para que las niñas
aprendan lógica y programación de verdad en las aulas desde pequeñas.
Eso supone profesores que sepan de verdad informática y no colocar a
simples usuarias de software. Las niñas necesitan aprender a programar y
no a comprar aplicaciones en el market de google.
Los sistemas operativos privativos hace años que han dejado de ser
operativos y se han convertido en tiendas y es por tanto muy importante
que se eduque con software libre y sistemas operativoslibres.
Educar con software libre hace que conozcan las herramientas y los
procesos. Educar con software libre es educar en valores como compartir y
colaborar en vez de competir.
Las libertades del software libre lo hacen ideal para la educación y
al mismo tiempo suponen,siendo esto lo menos importante, un ahorro
económico para el sistema educativo enorme.
El software privativo por tanto es como la comida pre-cocinada. No
sabemos ni cómo lo han cocinado, ni qué ingredientes lleva muchas veces
mientras que el software libre es una receta que te dice: “háztelo tu
misma chavala, aprende a combinar con ingredientes frescos y comparte
tus modificaciones con tus vecinas”.
Hoy mismo, ahora mismo es un buen momento para ir a la raíz del
problema y comenzar a usar software libre. Empecemos a cocinar nuestros
propios platos y pasemos de la “generación red” a una “generación
libre”.
Nota publicada originalmente en El Binario