Problemática compartida.
¿Te ha pasado alguna vez vivir una experiencia y no saber qué nombre
tiene dicha experiencia? Pues bien, el artículo de hoy tiene la
intención de reflexionar acerca de una vivencia o experiencia personal
que como yo, tú también has vivido en incontables ocasiones. Se trata de
una experiencia que no sé si tiene nombre. Yo la he denominado la
problemática compartida.
¿Quieres
descubrir qué entiendo por problemática compartida? ¿Quieres saber si
tú también has pasado por esta experiencia? ¿Quieres descubrir cómo se
puede evitar? Si quieres la respuesta a estas tres preguntas, te invito a
que sigas leyendo porque al final del artículo necesitaré de tu ayuda y
de tu colaboración. Así que no me demoro más y doy paso a enseñarte qué
entiendo por la problemática compartida.

Imagen extraída de Shutterstock
La problemática compartida. Cómo comparten y solucionan las personas sus problemas.
La idea de este artículo es darte a conocer qué entiendo yo por la problemática compartida.
Debo reconocer que se trata de una expresión que no sé muy bien cómo
explicar y si tiene o no solución. Es por ello que he creído conveniente
ponerte ejemplos de la vida cotidiana para ilustrar qué entiendo yo por
problemática compartida.
10 Ejemplos de lo que entiendo yo por problemática compartida.
Imagina
que tienes a una persona delante. Esta persona puede ser un familiar,
un amigo o alguien de tu centro educativo. A esta persona que tienes
delante le dices:
1. Creo que la nevera se ha estropeado.
2. Me parece que que se ha acabado la leche.
3. Internet no funciona.
4. El proyector del aula falla constantemente.
5. Creo que no me he hecho daño en un pie.
6. El garaje está hecho un desastre.
7. Hace días que este interruptor falla.
8. Estoy harto de oír cómo gotea el grifo del baño.
9. Aún está pendiente de pago la factura del electricista.
10. Me queda por hacer una llamada a los padres de mi alumno Juan.
Creo
que con estos 10 ejemplos te puedes hacer una idea de lo que entiendo
por la problemática compartida. Si te fijas en los enunciados de estas
10 situaciones de la vida cotidiana, todos se caracterizan por presentar
algún tipo de problemática, bien doméstica, bien personal, bien
profesional.
Todas las problemáticas que te he presentado en estos 10 ejemplos parten del mismo patrón:
se enuncia el problema, pero no se ofrece ninguna solución
¿Qué
quiere decir esto? Pues significa que el problema se comparte con la
persona que tienes delante, pero en ningún cado se plantea una posible
solución.
¿Cómo responden las personas ante el enunciado de una problemática compartida?
Vamos a
olvidarnos por un momento de nosotros para centrarnos en la persona que
recibe la problemática compartida. ¿Cómo reacciona? Aquí van algunas
reacciones propias que tienen lugar con este tipo de enunciados:
-
Asentir de palabra o con la cabeza.
-
Dar fe de la existencia de la problemática compartida.
-
Interesarse por el problema sin aportar ninguna solución.
-
Parafrasear la problemática, pero sin tener intención de solucionar la problemática.
-
Desentenderse por completo del problema.
-
Devolver la problemática con otra pregunta que no da ninguna solución.
-
Plantear una solución usando el plural:
¿Cuál es el inconveniente de la problemática compartida?
No sé
si tengo una respuesta a dicha pregunta, pero por mi propia experiencia
me he dado cuenta de que la problemática compartida sólo sirve para eso,
para compartir el problema. Pero,
¿de qué sirve un problema sino se es capaz de solucionarlo?
En
ocasiones se comete el error de querer que sea el otro el que solucione
una adversidad. Lo malo es que se plantea de una forma indirecta y la
responsabilidad, que se traslada a la otra persona, se diluye en ese
mismo enunciado. Rara vez sucede que con enunciados como los 10 ejemplos
que te he planteado sobre la problemática compartida, se pueda llegar a
una solución satisfactoria.
¿Cómo se puede resolver la problemática compartida?
No
estoy muy seguro de si tengo una respuesta satisfactoria a esta
pregunta. Lo que sí tengo claro es que la formulación de enunciados a
los que he denominado como problemática compartida no son satisfactorios
para mí por la sencilla razón de que no parten de una solución, sino
exclusivamente del enunciado de un problema.
Personalmente creo que hay que pasar del “ES QUE...” al “PODRÍA…”
¿Qué significa esto?
Pues muy sencillo. Hay dos maneras de afrontar un inconveniente:
Si te
fijas ambos enunciados, la diferencia que hay entre ellos es realmente
significativa. Abordando el problema sólo desde el problema no hay
ningún avance y la nevera seguirá estropeada. Por el contrario, si se
aborda el problema desde la solución, se ve claramente cómo el enunciado
parte de una posible solución al propio problema.
El “PODRÍA” como solución a la problemática compartida. ¿Qué papel juega la persona que se tiene delante?
Si te has fijado bien en el enunciado de la frase que empieza por PODRÍA,
te habrás dado cuenta de que no sólo se planta una posible solución al
problema, sino que dicho problema no necesita de la otra persona, sino
que la solución parte de ti, es decir, tú conoces el problema y la
solución pasa por ti, sin necesidad de compartir ese problema con la
otra perdona.
Otra manera de resolver la problemática compartida.
Si te has fijado bien, muchos de los problemas tienen la ventaja de que pueden solucionarse por uno mismo. ¿De
qué sirve enunciar un problema si sabemos que ese problema no podrá
resolverlo la persona que tienes delante? ¿Por qué hacer partícipe de
ese problema a esa otra persona?
Sé que
no todos estaréis de acuerdo con este planteamiento, pero hay personas
que hacen un abuso de lo que entiendo por la problemática compartida.
Creo que este tipo de personas tienen en ocasiones un perfil tóxico, ya
que esperan que los demás les resuelvan aquello que podrían solucionar
por sí mismos. Si quieres saber más sobre qué entiendo por un docente
tóxico te invito a leer el artículo en este enlace.
Aún
así, si se quiere que la otra persona participe de un problema, creo que
el punto de partida está en replantear el enunciado de ese problema y
afrontarlo desde la solución. Puede ser que la persona que tienes
delante sea mucho más competente que tú para resolver ese problema, pero
es una opción de la que hay que hacer un buen uso y no un abuso. Aquí
va un ejemplo:
Si te
fijas en el planteamiento del ejemplo, observarás que eres tú mismo el
que planteas una solución y delegas el problema porque la otra perdona
tiene una situación de ventaja de la que tú no gozas. En el propio
enunciado está planteada una solución.
La problemática compartida. A modo de conclusión.
¡Cuánto me apetecía escribir sobre el concepto del la problemática compartida!
Sé que se trata de un artículo que parte de una inquietud personal,
pero creo que de una forma directa o indirecta habrá hecho que te
sientas identificado con él. La vida es una suma de problemáticas. En tu
mano está la manera de resolver estas problemáticas. Y digo
resolver, no plantear
¿Qué opinas sobre la problemática compartida? ¿Me ayudas con tu opinión?
Ahora
que has leído acerca de la problemática compartida, ¿cuál es tu opinión
al respecto? ¿Sabes si tiene otro nombre? ¿Cómo la vives en tu día a
día? Me encantaría que pudieras aportar tu punto de vista al respecto.
Para ello tan sólo tienes que dejar un comentario que, por otra parte,
no hará más que enriquecer y completar el propio artículo. Yo, como
siempre, cuento contigo.
Escrito por Santiago