Un programa para mirar cómo te persiguen en la red
Hoy te traemos un plugin que va creando un mapa en tiempo real de cómo te persiguen los sitios por los que navegás.
por Pablo Lozano
“Si no estás pagando por algo, no sos el cliente, sos el producto que está siendo vendido”
Con esta genial y lapidaria frase de Andrew Lewis que
parece sacada de algún libro, pero en realidad se trató de un twit
(ponele tweet si querés) se nos presenta Collusion, un plugin para
Firefox que nos muestra cómo nos están siguiendo e investigando las
empresas que nos ofrecen “productos gratuitos” en Internet.
Puede parecerte insistente, innecesario, tal vez seas una de esas
personas que ya están de vuelta y pueden palmearnos la cabeza mirándonos
con ojos tiernos cuando expresamos cierta conclusión que nos abre los
ojos, a quienes hacemos Hackers, no nos importa, e insistimos: vender
los datos de las personas en Internet, ES vender a las personas.
La gratuidad es un concepto imposible en sociedades donde hay un
máximo posible de recursos administrables y en las que además todos
tienen un precio
Repito un concepto que usamos hace un tiempito:lo gratis, no existe.
La gratuidad de las cosas es un concepto imposible en sociedades donde
hay un máximo posible de recursos administrables y en las que además
todos tienen un precio. Para que exista educación gratuita, por ejemplo,
es necesario que todos paguemos impuestos y que un Estado administre
parte de esos impuestos en pagar todo lo que requiere un sistema
educativo. Bueno, en este caso es necesario un Estado, pero en la
provincia y el mundo hay escuelas autogestionadas donde esto lo hace
directamente una comunidad.
Vuelvo a lo anterior: para que hayan -por ejemplo- educación y salud
públicas y gratuitas, es necesario que alguien ponga el dinero que
cuestan. Porque los docentes no trabajan gratis, por que los edificios
no se construyen solos, por que los consumos energéticos tienen costos,
porque los que fabrican los ladrillos, las pinturas, los vidrios, los
metales, los libros, y la infinidad de insumos que se requieren para que
la educación sea gratuita, no son gratis.
Cuando hablamos de que una empresa provee servicios gratuitos
significa que la empresa no te cobra a vos por hacer lo que hace, pero
no que la empresa no gasta en hacer lo que te da gratis y mucho menos
que no tiene ganancias por hacer lo que te da gratis. Muchas veces esto
nos es difícil de ver ya que vinculamos lo gratuito a algo donde nadie
paga nada y esto es mentiroso. Más todavía sucede en Internet. Alguien
crea un blog “gratis” y puede ser visitado “gratis” por todas las
personas que quieran. Bueno, no, no es “gratis” ya desde el momento en
que estas pagando por vivir (porque no puede vivirse sin dinero) en
adelante. Si lo querés en un tono menos dramático: tu conexión a
Internet no es gratis, pero tampoco lo es tu computadora, la luz, etc.
Sí, suena repetitivo, pero siempre hay que tenerlo en cuenta, siempre
es bueno saber de qué forma obtiene sus beneficios un emprendimiento.El
tema del costo al usuario final es una cuestión de estrategias.
Existen, por ejemplo, miles de correos electrónicos pagos, que tienen
muchos beneficios que no tiene ningún webmail, pero su universo posible
de clientes es muy reducido si lo comparamos con cualquier webmail
líder.
Resumiendo: si Google te dice que hace algo gratis, si Google no
cobra ni por Gmail, no por el buscador, ni por Drive, ni Docs, ni ningún
servicio, entonces: ¿de dónde saca los miles de millones de dólares que
factura al año?
Google gana su dinero vendiéndote, no sos el usuario/cliente, sos el producto
¿Por qué? Porque de algún lugar tienen que aparecer los millones para
que estas empresas sean tan grandes. Porque el negocio y la masividad
en Internet no tienen que ver con el esquema de lo medios tradicionales.
En este último, un medio tasa el costo de su publicidad en base a una
determinada audiencia, lo divide en segundos, centímetros o tirada y
luego en segmentos -si es a la mañana, tarde, noche, trasnoche, si es o
no es primetime, si es tapa, retiro de tapa, nota central, si es domingo
o lunes, etc- que terminan configurando una selección atractiva para
una persona o empresa que busca hacer publicidad.
Te lo pongo crudo: el negocio de la publicidad, para muchos medios,
es vender la cantidad de personas que los consumen o que los podrían
consumir. Así es que una publicidad en un diario impreso un domingo es
mucho más cara, porque la tirada es mucho mayor. Pero es sabido que
muchos diarios imprimen hasta 10 veces más de lo que venden sólo para
poder vender esa cantidad de impresiones. Te lo traduzco: tengo un
diario, te vendo publicidad en 100.000 ejemplares, aunque vendo sólo
10.000, esos otros 90.000 quedan en mi depósito, pero tengo un escribano
o un instituto que verifica que imprimí 100.000 ejemplares (que es la
publicidad que te cobré). Cubro mis costos de producción de 10.000
ejemplares y obtengo mis ganancias de 100.000 ejemplares. El resto… lo
reciclo.
En Internet no existen 100.000 ejemplares, existe sólo una cosa: vos.
A estas características de la publicidad (duración, repetición, día,
segmento, etc) cuando hablamos de Internet se le agrega otra variable:
la posibilidad de individualizar a cada lector. Esto modifica
profundamente el esquema. Yo no sólo puedo vender por 100.000 lectores,
también puedo vender a José Hongo, profesional, soltero, que vive en el
Barrio Unimev, en Villa Nueva, Guaymallén, Mendoza, de entre 35 y 40
años, usuario de Facebook y Twitter, visitante de diario X, usuario de
Gmail, que tiene una MacBook Pro y un BlackBerry Q10 con el número
XXX-XXXXXXXXX, que paga sus impuestos desde Internet con su tarjeta X y
que suele hacer click en colores cálidos (rojos, amarillos, etc).
El negocio no es que te visiten miles, el negocio es que me visites vos.
¿Quién necesita averiguar un nombre si puede vender una identidad?
Es muy simple obtener datos como los anteriores, de hecho también es
gratis (¡cuac!) el único del que no estaremos muy seguros es el nombre,
pero no nos importa, porque vamos a vender a José Hongo sino sus datos, y
ya los tenemos. Hay muchísimos servicios de estadísticas gratuitos que
además procesan toda esta información para hacerla legible. Lo irónico
de todo esto es que el único dato que resulta ilegal extraer en con
sistemas estadísticos -aunque debería consultar a un experto, pero estoy
99% seguro- es el nombre. Es lo que hace que las estadísticas sean
anónimas. ¿Pero para qué queremos el nombre si ya tenemos la identidad?
Lo anterior es lo básico que podés sacarle a una persona, en
realidad, con igual simpleza podés obtener muchos más datos, y si sos
una red social o tenés un esquema similar es todavía mucho mayor y más
fina la información que podés obtener.
Ésos son los datos que se venden. Y se venden caro. Aunque se trata
sólo de uno de los negocios posibles a partir de la “gratuidad” de un
servicio.
Luego de tanta perorata, te invito a que experimentes un poco cómo te
están trackeando, mucho ya lo podés ver en los anuncios de Google, de
Facebook o similares, pero si querés discernir mejor, instalate
Collusion, un plugin todavía en fase beta (no es 100% estable ni es una
versión final) para el navegador Firefox.
Lo que hace este plugin es leer tus cookies, lo mismo que hacen los
sitios, y elaborar un mapeo de trazabilidad. Sólo tenés que ingresar en este
enlace desde Firefox. Vas a ver una advertencia de seguridad, si
querés, agregá la excepción, sino, no vas a poder probar el plugin,
salvo que al momento que leas esta nota ya hayan actualizado los
certificados de ese servidor.
Seguí el enlace para bajar el plugin en una pestaña nueva. Luego
de bajarlo e instalarlo, volvé a la pestaña anterior y actualizá la
página. Ahora hacé tu navegación habitual en la otra pestaña (o en
cualquiera, lo importante es que dejes abierta la pestaña del plugin).
Vas a ver cómo van apareciendo nodos mientras se van grabando nuevas
cookies. Las que aparecen en rojo son aquellas cookies que están
confirmadas como códigos que un sitio guarda en tu computadora para
trackearte.
No todos los trackers van a seguirte hasta el inodoro pero sí están preparados para eso.
Te cuento que no todos los trackers van a seguirte hasta el inodoro
pero sí están preparados para eso. Algunos son para recordar tu nombre
de usuario y contraseña en determinados sitios o preferencias de
navegación, por lo que son cookies que -según prefieras graduar tu nivel
de exposición- tal vez quieras que existan, pero se usan para todo lo
que comenté antes.
Bajalo y mirá cómo te persiguen. Ah, si desconfiás de que el plugin te persiga… editalo, es software libre.
Seguro hay mejores, pero te dejo una canción. Escribí esta nota en
silencio, pero todo el tiempo recordé esta letra, que no habla
precisamente de trackear personas, sino de nuestra actitud ante el
trackeo.