La regla "3-6-12" es respaldada por varios expertos, pero genera
debate. Afirman que antes de los 3 años se debe buscar que los chicos
interactúen con el ambiente y desarrollen los cinco sentidos.
La fórmula es simple y al mismo tiempo eje de un debate sobre un tema
que tiene a más de un padre preocupado. ¿Cuándo conviene que los chicos
tengan su primer celular? ¿Es bueno que miren programas infantiles
desde que son bebés? ¿En qué momento conviene darles vía libre para
navegar en Internet? La respuesta a todas estas preguntas puede
contestarse con la “ regla de 3-6-12 ”, avalada por varios
especialistas en el tema. La propuesta: que los chicos no se expongan a
la tele hasta los 3, que a partir de los 6 incorporen la Web y los
videojuegos con la PC, y recién a los 12 tengan celular propio.
“Hay un consenso internacional en que antes de los 3 años no conviene exponer a los chicos a las pantallas.
A esa edad lo más importante es que el niño interactúe con el medio
ambiente y realice actividades motrices, para que desarrolle sus cinco
sentidos”, explica Roxana Morduchowicz, doctora en Comunicación de la
Universidad de París y autora del flamante libro Los chicos y las pantallas
, de Fondo de Cultura Económica. Esta recomendación abarca incluso a
los canales dirigidos específicamente a los bebés, como BabyTV, que
figuran en la grilla del cable en Argentina.
Recién a los 3 años los expertos sugieren habilitar la televisión, pero con una condición fundamental: tiene que haber un acompañamiento de los adultos. Dejar solos a los chicos frente a la pantalla –es decir, usarla como chupete electrónico – limita su desarrollo. “Es importante dialogar con el chico acerca de lo que ve en la tele, que cuente lo que vio y lo que sintió. De esta manera, promovemos su capacidad narrativa, y no solo la visual”, indica Morduchowicz.
Según
la fórmula de 3-6-12, cuando los chicos empiezan la primaria es una
buena edad para incorporar la computadora y los videojuegos, idealmente
en compañía de los adultos. “ La posesión de una consola o de una tableta antes de los 6 trae más inconvenientes que ventajas,
porque puede promover un juego excesivo e incluso compulsivo”, sostiene
la especialista. Y agrega: “Antes de los 6 años, los juegos en pantalla
deben ser siempre en familia, con presencia adulta y con horarios muy
controlados”.
“Entre los 3 y los 5 años, los chicos no tienen
nada que ganar si pasan más de una hora por día frente a la pantalla”,
advierte Serge Tisseron, psicoanalista francés creador de la regla
“3-6-12”, que en su formulación inicial era “3-6-9-12”, porque sugería
prohibir el acceso a Internet antes de los 9 años (algo que ahora,
coinciden los especialistas locales, resultaría impracticable). Su
fórmula –que funciona a modo de recomendación, no de ley científica– fue adoptada y divulgada por la Asociación Francesa de Pediatría (AFPA).
La finalización de la primaria y el pasaje a la secundaria marcaría, según esta regla, la edad ideal para que los chicos tengan su primer celular y naveguen solos en Internet. El motivo: alrededor de los 12 años,
los chicos empiezan a ganar autonomía y tienen más actividades por
fuera de los espacios familiares y escolares. Aquí Morduchowicz matiza:
“La decisión de darle un teléfono móvil a un chico depende siempre de la familia,
y en esto no hay recetas ni decisiones válidas para todos. Están en
juego también las actividades diarias que desarrolle el chico, su grado
de autonomía, la necesidad de los padres, la seguridad del barrio en que
viven, etcétera”.
Pero este esquema también provoca polémica.
Ariel Melamud, pediatra y miembro del grupo de Informática de la
Sociedad Argentina de Pediatría, cuestiona el valor “absoluto” de la
regla “3-6-12” y relativiza la idea de que haya una edad ideal para cada tecnología. “¿Por qué incorporar el celular a los 12 y no a los 10? Lo importante es que un chico tiene que tener celular cuando tiene una necesidad de comunicación,
es decir, cuando empieza a moverse en ámbitos al margen del control de
sus padres. Si a los 10 empieza ir a la escuela en colectivo, será esa
la edad en la que incorpore un teléfono móvil. La clave es que no se
utilice al celular como un juguete, porque no lo es”.
Para Melamud, “ es muy difícil establecer un límite de edades,
porque estamos asistiendo a un cambio de paradigma. Un ejemplo:
tradicionalmente se ha sostenido que, antes de los 6 años, los chicos
tienen un pensamiento concreto. Pero ahora, un chico de 4 ya sabe
que, si mueve el mouse, algo se moverá en la pantalla de la
computadora: ya puede hacer esa abstracción. Esto es un cambio evolutivo
producido por la exposición a la tecnología, y está ocurriendo en esta
nueva generación”. En otras palabras, frente al vértigo de los cambios y
la omnipresencia de las tecnologías, los diagnósticos trastabillan y resulta difícil establecer pautas rígidas.
Más allá de la edad específica en la que se incorpore cada pantalla, la cuestión crucial es que los padres acompañen a los chicos
en el uso de las tecnologías. Hablar con ellos sobre lo que ven en la
tele, preguntarles sobre lo que hacen en Internet, preocuparse por
comprender la dinámica de las redes sociales y saber con quién chatean
los hijos son algunas medidas fundamentales.
En este punto, Fabio Tarasow, coordinador del Proyecto Educación y Nuevas Tecnologías de Flacso, subraya que es necesario inculcar en los chicos capacidades críticas para que puedan hacer un uso más rico de los dispositivos. Pero advierte: “El problema es que no todos los adultos tienen esas capacidades críticas con respecto a los medios y las tecnologías. ¿Quién educa a los adultos con respecto estos temas?”.
Mónica
Pini, doctora en Educación de la Universidad Nacional de San Martín,
coincide en que “el lugar del adulto está en crisis”, y sobre ese punto
en particular concluye: “Se ha naturalizado que los chicos, por ser
chicos, ‘saben todo’ sobre las nuevas tecnologías. Pero los supuestos ‘nativos digitales’ aún necesitan de los padres y de los docentes
para que les enseñen criterios de selección, hábitos de razonamiento,
trabajo y análisis, formas de argumentación, de interpretación y lectura
crítica”, entre otras habilidades imprescindibles para el siglo XXI.
Fuente http://www.clarin.com/sociedad/Aconsejan-tele-anos-Web-celu_0_1124287573.html