Conspiracionistas: están por todas partes.
Allá donde se haya producido un fenómeno fuera de lo común habrá
alguien divagando sobre las distintas teorías ocultas que puedan
explicarlo. Si bien algunas de ellas han tenido cierto recorrido a lo
largo de las décadas, gracias a armazones teóricos algo solventes, otras
no tienen remedio alguno. Son un museo de los horrores. Tan absurdas
que entran en el terreno de la comedia. Las peores teorías de conspiración de la historia.
Hemos recopilado siete que, por méritos propios, encajan en la anterior descripción. Allá vamos.
1. Los árabes no invadieron Hispania

En 1974 se publicó el libro La revolución islámica en Occidente, escrito por el historiador Ignacio Olagüe
en el que se afirmaba que los musulmanes jamás invadieron la península
ibérica en el año 711. Al contrario, el proceso de orientalización y las
múltiples pruebas de la presencia islámica en nuestro actual territorio
sería el resultado de una revolución islámica llevada a cabo en
Occidente, y que se habría desarrollado de forma gradual. Así, la
batalla de Guadalete sería un mito.
Ni que decir tiene que la idea es un disparate, pero un disparate que
ha contado con un éxito discreto pero palpable no sólo en los rincones
más oscuros de la red, siempre prestos a esta clase de divagaciones
ahistóricas, sino también en reductos de la historiografía hispánica. Aquí explican de dónde surge el mito,
por qué no es más que una leyenda fruto de malinterpretaciones y pura
incompetencia y por qué no, en efecto, la mezquita de Córdoba no es
producto del arrianismo.
2. El hombre nunca llegó a la Luna

El hombre que más arriba está atestando un puñetazo a otro hombre es
Buzz Aldrin, el segundo hombre en pisar la luna tras Neil Armstrong.
Tenía sus motivos: el recipiente de sus nudillos era uno de los muchos
conspiracionistas que afirman que el hombre jamás llegó al único
satélite de la Tierra. No son pocos, y pese a lo pretenciosamente meticuloso de sus argumentos, todos y cada uno de ellos están desmontados. Porque las pruebas de que llegamos a la luna son abrumadoras y copiosas.
Una selección de sus mejores éxitos: la calidad de las fotos es
demasiado buena (la NASA escogió las mejores, como es lógico); la
bandera está ondeando cuando todo el mundo sabe que en la luna no sopla
el viento (no, no ondea, sólo está arrugada); no se ven estrellas en el
cielo (claro, porque aterrizaron durante el día lunar); una mujer de
Australia afirma haber visto una botella de Coca-Cola rodar tres
segundos durante el aterrizaje (¿?¿?¿?); y muchos, muchos más.
3. Nos gobiernan los reptilianos

Las teorías sobre el Nuevo Orden Mundial que nos gobierna en la
sombra son asombrosamente diversas y divertidas, pero ninguna,
repetimos, ninguna supera la idea de que una manada de lagartos con
habilidades cognitivas supranaturales dicta los designios de la
humanidad. No es tan excéntrico como parece: alrededor del 4% de la población estadounidense lo cree. Y no es en absoluto remoto que aquí también pensemos algo parecido. Que creamos en los reptilianos.
La conspiración sobre reptiles gigantes que toman forma humana para
controlar a la humanidad se popularizó gracias al conspiracionista de
primer nivel David Icke. Desde entonces, la cuestión se ha llegado a
insertar en el debate político canadiense y norteamericano en no pocas ocasiones. Como no podía ser de otro modo, hay quien ha afirmado que Obama también es uno. La Casa Blanca lo negó.
4. Nos están envenenando con flúor

Cuesta creer que uno de los mejores chistes de ¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú (gloriosa traducción, por cierto) haya calado hasta tal punto en la conciencia de ciertos conspiracionistas, pero así es. Hay quien realmente cree
que el flúor añadido al agua sirve con el oculto propósito de controlar
nuestras mentes y dirigirnos, de forma lenta pero progresiva, cómo no,
hacia el Nuevo Orden Mundial. Beber agua del grifo se convertiría así en
una forma de autoalienarnos.
Pese a que el debate sobre si la fluoración del agua es positiva o negativa
para la salud de los seres humanos es legítimo y se articula en torno a
argumentos algo más solventes, la teoría de la conspiración es una mala
parodia involuntaria de las creencias extravagantes y dementes del
general Jack Ripper. No es casualidad que las referencias en castellano
de tan magno acontecimiento sólo se puedan encontrar en oscuros blogs de
Wordpress o Blogger de hace algunos años.
5. Hitler, Elvis y Jesús Gil están vivos

Nos resistimos a aceptar que ciertos personajes han pasado a mejor
vida. Nuestra existencia es peor, menos divertida sin ellos. Las muertes
de Hitler y Elvis, por ejemplo, siempre han estado bañadas de cierto
misticismo. Hay quien ha explicado que en realidad Hitler no se suicidó,
sino que huyó a Argentina,
donde pasó los últimos años de su vida felizmente. Sobre cómo el hombre
más conocido del planeta pudo escapar de un Berlín sitiado por el
Ejército Ruso no sabemos nada.
La prematura partida de Elvis, una de las primeras estrellas internacionales del rock, también ha provocado diversas teorías de conspiración
amparadas en peregrinos argumentos que afirman que aún está vivo,
seguramente en alguna isla desierta del Caribe (siempre están en alguna
isla desierta del Caribe). En España tenemos nuestra particular versión
castiza del asunto: era demasiado irresistible que Jesús Gil nos
abandonara por siempre, y por eso algunos quieren revivirlo.
6. Saddam tenía una puerta intergaláctica

Por si no hubiéramos tenido suficiente con la teoría del atentado de
bandera falsa del 11-S, aún hay más conspiraciones relativas a la
Segunda Guerra del Golfo. Y no, no nos estamos refiriendo a la propia
teoría de la conspiración que el gobierno de George W. Bush se inventó
para justificar una invasión que doce años después ha dejado un país en
la ruina y en manos de ISIS. Sino de otra mucho más divertida y bastante
menos nociva: Saddam Hussein tenía una puerta intergaláctica.
Y al parecer, ese y no otro fue el motivo por el cual Aznar, Blair,
Barroso y Bush se fotografiaron en las Azores con el indudable objetivo
de acabar con una de las piernas del Eje del Mal. Según esta teoría,
Saddam Hussein habría logrado apoderarse o fabricar una puerta hacia
otras dimensiones. Tamaño descubrimiento habría provocado la inmediata
intervención de Estados Unidos. Súmalo a las teorías de conspiración del
11-s y BUM, tu cerebro explota.
7. La heroína como arma de Estado

Mucho antes incluso de que en los años ochenta la heroína causara
estragos en los principales centros urbanos de España, las teorías
relativas a la poderosa droga blanca como arma de Estado para narcotizar
a la juventud y, en consecuencia, tenerla controlada, se habían
diseminado con cierta frecuencia a lo largo del mundo occidental. Si esa
teoría cobró una fuerza inusitada después de los años '80 en algún
lugar concreto, ese fue el País Vasco. En concreto, en los círculos
abertzales.
¿Por qué? Porque como explica Juan Carlos Usó en su estupendo artículo "Nos matan con heroína",
otorgaba una explicación expiatoria, política e instrumental a la
gravísima adicción que padeció una buena parte de la juventud vasca
durante los ochenta, precisamente la década de los años más duros del
terrorismo de Estado y de los atentados de ETA. Hoy en día muchos siguen
considerando la teoría como algo verosímil. Incluso prominentes popes de la nueva política como Monedero.
@mohorte
Editor en Magnet