Estoy seguro de que los que nacisteis el siglo pasado, antes de la instauración de la “era internet” habéis escuchado de vuestros mayores los siguientes consejos: “No hables con desconocidos“, “No aceptes caramelos de personas que no conozcas“, “Note subas al coche de un extraño“, “No abras la puerta a nadie mientras te encuentres solo en casa”.
Eran otros tiempos en los que los padres
nos educaban sobre los peligros a los que estaríamos expuestos si
entablábamos relaciones con “desconocidos”.
Hoy sin embargo con Internet la cosa ha cambiado, abrimos la “puerta”
de nuestra casa a cualquiera, inconscientes de los peligros a los que
nos exponemos o simplemente porque no queremos verlos, y lo peor de
todo, con nuestra “desidia”, exponemos a los peligros de la red nuestros menores.
¿Cuántas veces habréis “obligado”
a vuestros hijos a que se fuesen a jugar a la habitación y de esa forma
poder estar relajados en vuestro sofá disfrutando de esa película o de
ese partido de futbol? Claro, es que en la habitación es donde menos
molestan y donde más seguros están, no pueden correr ningún peligro, y
¡además tienen “el internet grabado” en su ordenador o Smartphone y se lo pasan genial navegando!
Como se suele decir que una imagen vale más que mil palabras os pongo un video de la Asociación Protégeles que hace una buena síntesis de lo que pretendo haceros ver
Como veis, al abrir la puerta de
nuestras casas con las nuevas tecnologías, exponemos de forma
inconsciente a los menores a innumerables peligros que acechan en
internet, y no solo como blanco fácil de posibles pederastas o pedófilos
convirtiéndolos en objetivos de sus prácticas relacionadas con la
prostitución y corrupción de menores (pornografía infantil, grooming, etc),
sino que además pueden ser víctimas de vejaciones o amenazas, contra su
propia imagen y contra su integridad moral que pueden provenir de su
propio entorno de amigos o compañeros de colegio, y sufriendo con ello
una fuerte intimidación psicológica con graves consecuencias (ciberbullyng), o simplemente, con no más de tres clicks de ratón
desde una página web cuya temática sea los dibujos animados de moda o
de su cantante favorito, pueden acceder a contendidos para adultos (sexuales, violentos, etc) o relativo a temáticas Pro-Anorexia o Pro-Bulimia en las que presentan estas actividades como los estilos de vida de moda.
Cada vez más, dentro de los círculos en
los que se mueven los menores, se extiende más la comunicación entre
compañeros y amigos utilizando las nuevas tecnologías, en Redes
Sociales, salas de chats, mensajería instantánea o móvil, ¿pero sabemos
quién se esconde realmente detrás de un “Nick” aparentemente de otro
menor desconocido? Un “ciberdepredador” piensa como un cazador,
no va a buscar a sus víctimas en chats de pedofilia porque saben que
allí no encontrará menores, se va a dirigir a los lugares de los que
sabe que son sus puntos de reunión, chats de series televisivas o de
animación infantil, de artistas con gran calado entre los menores y
adolescentes, o en chats de juegos online de moda.
Una vez “engatusados” los menores, puesto que han leído de su nuevo amigo exactamente lo que ellos esperan encontrar (son verdaderos especialistas en emplear técnicas de convencimiento e ingeniería social para llevar a buen puerto su engaño),
son tentados a tener contactos más personales y privados invitándoles a
contactar por otros medios más directos e íntimos como Messenger o
WhatsApp. EL PRINCIPIO DEL FIN.
La mayoría de las veces somos nosotros
mismos o, en este caso, nuestros hijos, quienes facilitamos la labor a
los “malos” para saber todo de nosotros y tener un acceso más sencillo a
nuestras propias vidas. Les ponemos las cosas demasiado fáciles
aportándoles TODO, dejamos de un lado nuestra seguridad y privacidad
haciendo públicos nuestros gustos, aficiones, nuestras imágenes, datos
personales, cuando nos vamos de vacaciones y cuando volvemos, si iremos a
la fiesta de moda, etc.
Imaginaros qué vais por la calle y un
desconocido os aborda y os pregunta por vuestro nombre, dirección,
aficiones, vuestra sexualidad, vuestros gustos,…etc. ¿se lo diríais?,
pues ahora analizar vuestros perfiles o los de vuestros hijos en redes
sociales y sobre todo el control de privacidad que tenéis/tienen para
restringir el acceso a desconocidos. O simplemente analizar las listas
de “amig@s” y valorar si lo son tanto como para tener tanta información
personal sobre vosotros.
Seamos igualmente conscientes, y así
debemos hacérselo ver a nuestros hijos, de que al igual que
podemos/pueden ser víctimas en la red, el falso anonimato de internet
puede convertirnos también en autores materiales de estos peligros
hacia otras personas, y por consiguiente poder tener serios problemas
legales. La ley no entiende de “virtualidades”.
Tanto padres como hij@s debemos tomar
conciencia de los peligros que existen y tomar las medidas necesarias
para prevenirlos. Aprendamos y difundamos a nuestros hij@s las grandes
bondades y posibilidades que ofrece Internet, y al igual que hacían con
nosotros, inculquemos unas normas y recomendaciones para que su
experiencia virtual en la red no se convierta en un peligro generando
nefastos problemas en su vida real.
Si habéis aguantado el “ladrillazo” hasta aquí estaréis conmigo en que todo se resume como siempre, en dos palabras:
CONTROL PARENTAL
Recordar que nosotros mismos somos nuestra peor vulnerabilidad en internet, pero también nuestra mejor protección y antivirus.