Cuando hablamos de ciberacoso,
rápido nos viene a la cabeza el acoso sufrido por nuestros menores.
Nos vienen a la memoria lamentables y dramáticos sucesos en los que
algún menor o adolescente, víctima de ciberbullying, ha
terminado por suicidarse al no poder soportar la situación en la
que se encontraba y no ver solución a su grave problema.
El ciberbullyng o acoso realizado a
través del uso de las nuevas tecnologías, es un término
tristemente conocido y que únicamente relacionamos a las
situaciones surgidas en el ámbito escolar, en la que tanto víctima
como responsable es un menor/adolescente.
Pero existen otros tipos de
ciberacoso, que ignoramos, no vemos o no queremos ver, y que tienen
tanta presencia en la red o más que el ciberbullying. Me refiero al
denominado ciberbaiting, práctica que se incrementa de forma
preocupante.
¿Qué es el ciberbaiting además de otro
“palabro” raro?
EL CIBERBAITING

El ciberbaitng es un fenómeno, que
nació a la par del ya conocido ciberbullying, pero en este caso no
es un menor quien sufre las consecuencias, en este caso es un
adulto, un profesor.
Los viejos del lugar recordaremos
las pintadas en los baños del colegio o instituto que hacía
alusión al “Bacterio” al “Chivo” y mil y un motes más que
adquirían nuestros viejos maestros de escuela.
Hoy en día todo eso también ha
cambiado. Los profesores, son en esta ocasión, los
objetivos de las campañas de agresión, humillación y burla
lanzadas por parte de los alumnos, pero ahora no se utiliza la tiza
en una pared o encerado, en esta ocasión el canal para lanzar estas
campañas de humillación e insulto son las nuevas tecnologías,
Internet.
Con esta práctica los “acosadores” intentan sacar de quicio
a sus profesores hasta conseguir que estallen o se derrumben. El
objetivo es grabar la escena con sus teléfonos móviles para
posteriormente colgar el montaje en Internet a través de las redes
sociales, logrando de este modo humillar tanto al profesor como al
centro escolar. En definitiva, juegan con su paciencia, su
resistencia y su sensibilidad para utilizar sus reacciones en sus
campañas de ciberhumillación.
Con esta actividad no solo se reflejan los defectos físicos de los
educadores, “el profe gafotas, o “el profe sordo”, además de
ello se lanzan campañas de violencia psicológica con graves
consecuencias en estos profesionales, que llegan a sufrir verdaderos
episodios de ansiedad , que incluso se ven reflejados en los videos
subidos a la red por los propios alumnos, por medio de sus
dispositivos móviles, y que muestran reacciones de los profesores
en determinadas circunstancias y ante situaciones límite provocadas
por el alumnado para poder “inmortalizar” su “hazaña””
como si de un momento gracioso se tratase.
El ciberacoso a los docentes suele
estar relacionado con atentados a su honor, injurias, insultos,
amenazas, e incluso agresionestodo ello tipificado en el código
penal y por consiguiente con responsabilidad penal.
A diferencia de otras actividades
delictivas, en las que el ciberdelincuente juega tanto con el falso
anonimato de la red como con la lejanía entre autor/víctima, en
este tipo de prácticas SIEMPRE se realizan dentro del ámbito
escolar de algún u otro modo, por lo que los responsables
pueden ser identificado sin necesitar para ello complicadas
investigaciones policiales. Los acosadores, aún siendo menores,
sufren las consecuencias penales de sus actos, como quedó de
manifiesto en la entrada MENORES
EN LA RED: y su responsabilidad penal.
SOLUCIÓN A LA
CIBERHUMILLACIÓN O CIBERBAITING
La solución no difiere en absoluto de las medidas que
hay adoptar en casos como el ciberbullying.
Se puede sintetizar básicamente en dos palabras
…
INFORMACIÓN Y EDUCACIÓN
Que a su vez se funden en una sola…
CONCIENCIACIÓN
El problema se debe y se puede
atajar desde la base, desde los propios centros escolares
impartiendo campañas de concienciación, tanto a alumnos como a sus
familias.
Estoy convencido que la
protección de los menores en la red no debe centrarse
exclusivamente a protegerles de los peligros que les acechan en la
red. También debemos protegerles de sí mismos evitando que, por
inocencia, ignorancia o simplemente desconocimiento se conviertan en
sus propias víctimas ante las responsabilidades que acarrean sus
malas prácticas en Internet.
Creo que es necesario concienciar, o
simplemente recordar, a los menores que sus malas prácticas en
Internet pueden conllevar graves consecuencias, incluso penales. Os
dejo una entrada sobre este tema en particular.
MENORES
EN LA RED: y su responsabilidad penal.
Nos vemos en la red…
