Se instala en los hoteles cuando viaja al exterior. Allí ingresa para eludir posibles cámaras de videos o micrófonos.
Cuando el presidente Barack Obama viaja al extranjero, su personal
empaca libros de instrucciones, regalos para los dignatarios extranjeros
y algo que se relaciona más con el salir de campamento que con la
diplomacia:
una carpa.
Aun cuando Obama viaje a países aliados, sus asistentes rápidamente
arman una carpa de seguridad –con paredes impenetrables y dispositivos
de ruido en su interior– en una habitación de hotel cercana a su suite.
Cuando el presidente tiene que leer un documento confidencial o mantener
una conversación sensible,
entra a la carpa para protegerse de las cámaras de video secretas y los dispositivos de escucha.
Los agentes de seguridad de los Estados Unidos exigen que sus jefes –no
sólo el presidente sino también los miembros del Congreso, los
diplomáticos, los funcionarios y los militares– tomen esas precauciones
cuando viajan al exterior porque en general se reconoce que los
anfitriones a menudo no tienen reparos en espiar a sus invitados.
EE.UU. ha recibido duras críticas en las últimas semanas por las
revelaciones de que la Agencia Nacional de Seguridad escuchó las
conversaciones privadas de dirigentes aliados como la canciller de
Alemania Angela Merkel. Un panel creado por Obama en agosto para revisar
esa práctica, entre otras cosas, tiene previsto presentar un informe
preliminar esta semana y el informe final a mediados del mes que viene.
Pero los funcionarios estadounidenses suponen –y pueden presentar
pruebas– de que reciben el mismo tratamiento cuando viajan al
extranjero, incluso de parte de aliados de la Unión Europea.
“Dondequiera que estemos, hoy día estamos en la mira”, dijo R. James
Woolsey Jr., director de inteligencia central durante el gobierno de
Clinton. “A dondequiera que vayamos, países como China, Rusia y gran
parte del mundo árabe tratan de espiarnos, de modo que uno debe pensar
en eso y tomar todas las precauciones posibles”.
En un viaje a América Latina en 2011, por ejemplo, una foto de la Casa
Blanca mostraba a Obama hablando desde una carpa de seguridad en la
suite de un hotel de Río de Janeiro con Hillary Rodham Clinton, entonces
secretaria de Estado, y Robert M. Gates, secretario de Defensa de aquel
momento, sobre la guerra aérea contra Libia que se había lanzado el día
anterior. Otra foto, tomada tres días después en San Salvador, lo
mostraba consultando a sus asesores sobre el ataque desde la carpa.
Los portavoces del Departamento de Estado, la CIA y el Consejo de
Seguridad Nacional no accedieron a dar detalles de las medidas que toma
el gobierno para proteger a los funcionarios en el extranjero. Pero más
de una docena de funcionarios y ex funcionarios, la mayoría de los
cuales hablaron de forma anónima, describieron algunas de esas medidas
en entrevistas.
Estas van desde advertir a los funcionarios que viajan al exterior que
deben suponer que cada cosa que digan y hagan está bajo vigilancia y
pedirles que revisen sus celulares en busca de dispositivos de escucha
después de visitar oficinas del gobierno, a equipar la limusina del
presidente, que siempre viaja con él, para que las conversaciones
privadas sean privadas. Obama lleva un BlackBerry especialmente
encriptado.
También se adoptan contramedidas en suelo estadounidense. Cuando los
secretarios del gabinete y los altos funcionarios de seguridad nacional
asumen su cargo,
el gobierno equipa sus casas con habitaciones seguras especiales para conversaciones y uso de computadoras ultrasecretos.
Se revisten con láminas de metal y se aíslan acústicamente. Se recomienda una habitación interior, preferiblemente sin ventanas.
No se sabe con certeza cuándo los funcionarios estadounidenses empezaron
a usar las carpas al viajar. Según varios ex funcionarios, George J.
Tenet, director de la CIA de 1997 a 2004, fue uno de los primeros
funcionarios en utilizarlas habitualmente.
"Clinton y la Casa Blanca lo usaban en Oriente Medio", dijo un ex
alto funcionario de inteligencia que trabajó directamente con Tenet. El
funcionario señaló que la CIA insistía en que Tenet en particular usara
la carpa en Israel porque este país tiene algunos de los software más
avanzados para espiar. “Nos preocupábamos especialmente cuando nuestros
anfitriones israelíes querían reservarnos habitaciones en el King
David”, explicó el funcionario, refiriéndose a uno de los hoteles más
conocidos de Jerusalén.
Muchas de las medidas que se toman en los viajes al extranjero están
sólo dirigidas a los funcionarios de más alto rango porque son costosas y
de difícil implementación. En lugar de la carpa, los funcionarios de
menor rango pueden acabar utilizando estructuras más pequeñas que
parecen cabinas telefónicas.
En definitiva, se apunta a usar el sentido común:
"Operamos con
conciencia de que todo lo que hagamos con un celular o un BlackBerry
probablemente sea leído por alguien, o por muchos, en algún lugar", reveló un diplomático estadounidense.